De estilo románico, se construyó entre los años 1086 y 1089 por Sancho Ramírez y su hijo, para conseguir la reconquista de Huesca tras la ocupación árabe de la ciudad.
En él reposaron los restos mortales de Sancho Ramírez y Alfonso I el Batallador, hasta su posterior traslado al monasterio de San Juan de la Peña y la iglesia de San Pedro el Viejo, respectivamente. Este traslado y el progresivo declive del castillo vinieron tras la Desamortización, que llevó al deterioro del edificio.
Hoy todavía contemplamos su silueta desde gran parte de la Comarca, distinguiendo en ella la torre albarrana, torre del homenaje y parte del recinto amurallado.
Durante la visita descubriremos un paisaje agreste, llano, rodeado de campos de cultivo. Está situado en un lugar estratégico, un privilegiado mirador de toda la Hoya, las Sierras de Guara y el imponente Salto de Roldán. Al fondo los Pirineos.
La visita al Castillo no pide mucho tiempo, es más una excursión paisajística que monumental, pero que nos dejará un buen sabor de boca.
El lugar es muy interesante para la observación de aves rapaces, buitres, alimoches y especialmente quebrantahuesos. También los pájaros locos del parapente se hacen su hueco por estos cielos, tienen zona de despegue en la ladera de Tierz
Si hemos madrugado el día dará para mucho más y si somos curiosos podemos aprovechar para visitar un poco más la tierra adentro, hasta las faldas de Guara. Una buena ruta bien podría ser: Loporzano, Barluenga, Chibluco , hasta San Julian de Banzo y una vez aquí caminando un poco llegar a la ermita de San Martin d’a Bal d’Onsera.
ALOJAMIENTOS DE TURISMO VERDE EN EL ENTORNO
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